jueves, 29 de julio de 2010

Oscar Wilde.

"Su corazón le dijo que aquello no era un pecado, sino un sacrificio; Su razón le recordó que no tenía elección. Tenía que elegir entre vivir para si misma o vivir para los demás. Aunque la tarea era terrible, sabía que no podía permitir que el egoísmo venciera el amor..."

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